In February 2018 Maeve and I travelled to Patagonia, South America to walk the W circuit in the Torres del Paine National Park. On the second day we hiked to the Torres arriving just after midday. There were too many people on the trail and the majesty of the tall granite towers was diminished by the numbers there. We returned to Refugio Chileno a shade disappointed. There I met two American guys, Scott & Trace, who were keen to watch the sunrise on the Torres. They wanted to go with someone who knew the route because of leaving the Refugio in total darkness.
We got up at 3am and were on the trail by 3.30am. The night sky was lit by thousands of stars and our head torches illuminated the path. Apart from a couple where the woman carried everything (“Sherpa wife” said Trace) we encountered no one else on the trail.
At the Torres there were no more than 10 people huddled silently against the rocks. As the sun rose the granite pillars glowed red. One of the most beautiful natural sights which the three of us had ever seen. As for Maeve she stayed in bed mindful of the 27km hike with full pack later in the day.
Amanecer en las Torres del Paine
En febrero de 2018, Maeve y yo viajamos a Patagonia, Sudamérica, para recorrer el circuito W en el Parque Nacional Torres del Paine. El segundo día caminamos hasta llegar a las Torres justo después del mediodía. Había demasiada gente en el camino y la majestuosidad de las altas torres de granito fue disminuida por los números allí. Regresamos a Refugio Chileno un poco decepcionados. Allí conocí a dos chicos estadounidenses, Scott y Trace, que estaban ansiosos por ver el amanecer en las Torres. Querían ir con alguien que conociera la ruta por dejar el Refugio en la oscuridad total.
Nos levantamos a las 3 am y estábamos en el camino a las 3.30 am. El cielo nocturno estaba iluminado por miles de estrellas y nuestras antorchas iluminaban el camino. Aparte de una pareja donde la mujer llevaba todo (la "esposa sherpa" dijo Trace) no encontramos a nadie más en el camino.
En Torres no había más de 10 personas acurrucadas en silencio contra las rocas. Cuando salió el sol, los pilares de granito brillaron rojos. Uno de los paisajes naturales más bellos que los tres habíamos visto. En cuanto a Maeve, se quedó en la cama consciente de la caminata de 27 km con la mochila completa más tarde en el día.